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No hace falta ser abogado para presumir que seis colombianos que parecieron colgados en sus celdas en una cárcel de alta peligrosidad de Ecuador y otro en una cárcel, también ecuatoriana, pero no de alta peligrosidad ¿Qué tenían en común? que los siete estaban involucrados en el asesinato del candidato presidencial de Ecuador Fernando Villavicencio, por lo que estos crímenes solo tienen una explicación: silenciarlos.
Pero a ¿Quién le interesaba matarlos? una pregunta muy tonta, que la respondieron rápidamente las autoridades penitenciarias ecuatorianas, quienes aseguraron que se trato de un motín por el control de la cárcel en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil, en la tarde del viernes 6 de octubre terminó con la muerte de seis reclusos que fueron identificados como los seis colombianos imputados por el magnicidio de Fernando Villavicencio, candidato presidencial de ese país asesinado el pasado 9 de agosto, a menos de dos semanas de que tuviera lugar la primera vuelta electoral cuando salía de un mitin en el norte de la capital ecuatoriana, Quito.
Desde luego que esta versión del motín es falsa, el culpable de estas muertes es el gobierno, porque tal y como lo señaló la organización ciudadana SOS Cárceles Ecuador los seis sicarios habían solicitado un traslado a una prisión más segura y se les había negado, es decir, los recluidos avisaron a las autoridades que los iban a matar, las autoridades hacen caso omiso y los matan. Aunque por la aparición del séptimo recluso muerto en otra cárcel, implicado en el mismo caso, queda claro que estaban sentenciados a muerte y nadie ni nada los iba a salvar.
Independientemente de cuál fue el autor intelectual que busco y consiguió silenciar a los siete colombianos para que no hablaran, el no prestar protección ni auxilio al que se lo esta pidiendo, aunado a la protección que debe darles el Estado a su integridad física, la responsabilidad de estos siete asesinatos la tienen las autoridades penitenciarias ecuatorianas.
Ahora con respecto al autor intelectual, esta claro que es el que los contrato para matar a Villavicencio, que en principio las bandas de narcotráfico que el denunciaba, pero en este tipo de crímenes también pudo ser el gobierno ecuatoriano por temor a que ganará las elecciones u otros rivales políticos o enemigos personales que aprovecharon la tención con los narcotraficantes para crear una cortina de impunidad.
Lo cierto es que tanto el crimen de Fernando Villavicencio como el de sus seis asesinos nunca se sabrá en verdad quién fue el autor intelectual, porque este tipo de crímenes cuando se silencian a los autores materiales, en este caso los sicarios, nunca se conoce el rostro del asesino.
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